Calabria es la punta de la bota, el extremo sur de Italia, bañada por las espléndidas aguas del Mar Jónico y el Mar Tirreno y separada de la isla de Sicilia por el estrecho de Mesina. Su clima acogedor, los magníficos colores de sus playas, las costas rocosas que se alternan con litorales arenosos, la naturaleza salvaje y misteriosa, los sabores intensos y auténticos de la cocina local, las huellas de sus orígenes antiguos hacen de esta región un lugar único para admirar tanto en invierno como en verano.
Podrán cumplirse cada uno de los deseos. Los amantes de la naturaleza y de sus olores y misterios, podrán aventurarse en el interior de esta región, descubriendo un paisaje puro e incontaminado donde inmensas praderas verdes se ven interrumpidas por el azul de los lagos y las cascadas.
Quienes en cambio desean disfrutar de los calurosos rayos del sol sumergiéndose en un mar cristalino, podrán elegir entre las muchas y encantadoras localidades que salpican las extensas costas tirrenas y jónicas. De hecho, cuando se piensa en Calabria nos imaginamos el mar y sus maravillosas playas donde poder disfrutar de los rayos del sol. Pero estas aguas de mil reflejos cristalinos son también un “gimnasio” natural donde divertirse practicando windsurf, kitesurf o descubrir maravillosos fondos marinos que albergan corales y fascinantes restos de la segunda guerra mundial.
Si queréis probar la emoción de “volar” sobre estos panoramas impresionantes, Calabria es el lugar más adecuado. Instructores especializados os llevarán a través de las vías del cielo, firmemente enganchados a la silla de un parapente, teniendo la oportunidad de admirar la belleza de esta región desde una perspectiva totalmente diferente.
Para los que prefieren conocer el pasado de esta tierra, Calabria, cuna de la Magna Grecia y tierra de antiguos asentamientos, ofrece una amplia selección de iglesias, monasterios, castillos, palacios y lugares en los que aún perduran tradiciones centenarias.